¿Cómo se fabrica un elevador?
Todos los hemos usado en algún punto de nuestras vidas, y para muchos, estas cabinas de transportación vertical forman parte de su vida cotidiana. Sin embargo, ¿Te has preguntado cómo se hacen los elevadores?¿Con qué herramientas los fabrican?¿Cuánto tiempo toma ensamblarlos?
Como se trata de aparatos complejos, su elaboración es se divide en varias etapas, y hoy queremos contarte a grandes rasgos lo más importante de cada una.
En el inicio están los planos.
Todo comienza con el trabajo de un equipo de ingenieros y diseñadores que se encargan de planear y detallar todas las partes de un elevador de modo que sea funcional, seguro y sobre todo, atractivo y cómodo para sus usuarios.
Durante este proceso, cada una de las partes mecánicas es calculada meticulosamente para asegurar que cumpla con los estándares más estrictos. Una vez que el diseño está aprobado, se dibujan planos o modelos tridimensionales en computadora, que se usarán más adelante.
Para facilitar el proceso, algunos fabricantes cuentan con una serie de distintos modelos de elevadores, cada uno con parámetros que pueden ser ajustados dependiendo de las necesidades del cliente.
¿Cómo es una fábrica de elevadores?
Por fuera, una fábrica de elevadores es una nave industrial grande que no se distingue de cualquier otra, pero por dentro es un portento de ingeniería, pues está dividida en varias secciones perfectamente coordinadas entre sí.
A diferencia de otros aparatos -como los autos- los elevadores no se crean en serie, sino que se ensamblan de manera individual y a menudo con dimensiones únicas para cada unidad. Por ello, el proceso no está automatizado y en él tiene que intervenir una gran cantidad de personal calificado que se especializa en una sección determinada.
Cada una de estas secciones cuenta con maquinaria moderna y especializada, como grúas, sistemas de carga, prensas, dobladoras, fresadoras y muchos, pero muchos instrumentos de medición.
La materia prima
Cuando el diseño del elevador está listo, se procede a su elaboración. La materia prima empleada son perfiles estructurales, láminas de acero y grandes rollos de cables, es decir, toneladas de metal en diferentes presentaciones, que son provistas por acererías.
Al llegar a la fábrica, cada una de estas materias primas pasa por una inspección para cerciorarse de que no existen defectos en las piezas, como corrosión o deformaciones. Si pasan los controles de calidad, se guardan cuidadosamente en el área de almacén. De este modo, siempre habrán materiales disponibles.
Los rieles
Si intentas levantar una caja con una cuerda, verás que es difícil controlarla, pues se tambaleará, girará y comenzará a oscilar de un lado a otro. Entonces ¿Cómo es que los elevadores suben y bajan de manera tan suave y controlada si en esencia son lo mismo que una caja suspendida de una cuerda?
El “secreto” de un recorrido estable y silencioso está en el uso de rieles, que en principio son muy similares a los usados en las vías de tren. Estos se instalan a lo largo de todo el recorrido del elevador, y para facilitar su manejo, se componen de segmentos cortos que se unen uno con otro a través de empalmes.
La precisión requerida para las uniones entre cada segmento de riel se mide en micrómetros, y durante el proceso, se comprueba que todas las piezas sean perfectamente rectas.
La cabina y las puertas
En términos crudos, una cabina de elevador es una caja hecha con una estructura de acero y forrada con paneles metálicos y en ocasiones con otros acabados, como madera, vidrio o polímeros.
Para elaborar los paneles de acero, cada lámina es cortada y perforada en máquinas especiales. Una vez que la lámina tiene las medidas, la forma y las perforaciones necesarias, pasa a una dobladora en la que se pliegan los bordes. De este modo, se le da rigidez y manejabilidad a las piezas
Todos estos elementos son hechos con la máxima precisión gracias a maquinaria con tecnología CNC. Es decir que, en lugar de ser operadas de manera manual, pueden dar forma a las piezas siguiendo directamente los planos digitales.
Como cada una de estas piezas está diseñada de antemano con medidas específicas, al final todas encajan perfectamente entre sí, como si armaras un rompecabezas. En algunos componentes que no estarán a la vista, se aplica un recubrimiento especial para proteger las piezas de la oxidación y corrosión.
La maquinaria
Para que un elevador funcione, se necesita de un complejo sistema mecánico que incluye motores, frenos, carretes, un sistema de poleas y un contrapeso.
Los componentes más críticos, como los motores y los frenos, son provistos por un fabricante especializado, así que los técnicos deben dedicarse a montar todo de manera que todas las piezas funcionen en conjunto. En esta etapa tienen lugar los controles de calidad más estrictos.
El sistema de control
Así como tu auto tiene una computadora que se encarga de regular los sistemas y monitorear que todo funcione correctamente, un elevador cuenta con un sistema de control central, con componentes y sensores distribuidos a lo largo de toda la instalación.
Todos los botones, tanto de la cabina como de las puertas en cada piso, están conectados a este sistema, al igual que múltiples sensores en la maquinaria, así que hacen falta muchos kilómetros de cableado.
Este sistema es el “cerebro” que decide el orden de las paradas, controla la velocidad de la cabina y en su caso, suspende la operación del elevador cuando detecta que algo no marcha bien.
La instalación
Una vez que todos estos componentes están listos, el elevador está listo para ser trasladado a su destino, donde la instalación puede llevar de dos a seis semanas dependiendo de las dimensiones del proyecto.
Los elevadores no son algo sencillo, pero para eso están los expertos. En Vertika contamos con más de quince años de experiencia con elevadores de uso comercial, industrial y hospitalario, así que puedes confiar en que podremos darte la mejor solución para tu proyecto.
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