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5 señales de que es momento de renovar los elevadores de un edificio

Si estás en el área de bienes raíces o administración de inmuebles, seguramente sabes perfectamente que el equipamiento de un edificio es una inversión bastante importante, y un elevador no es la excepción. Por ello, es normal querer exprimir estos equipos al máximo con el mantra “todavía aguanta otro año”.

Sin embargo, prolongar de más el tiempo de servicio de estos equipos a menudo trae más males que beneficios, y no nos referimos a retrasos y a pequeños inconvenientes, sino que pueden llegar a poner en riesgo la integridad y la vida de los usuarios.

Como es no siempre es sencillo saber en qué punto es conveniente renovar estos equipos, hemos elaborado esta lista con cinco señales claras de que es momento de dar el paso y modernizar los elevadores de un tu edificio.

1. Ya ha concluido su vida útil

La esperanza de vida de un elevador oscila entre los veinte y los veinticinco años. Pasado este tiempo, muchos expertos coinciden en que lo ideal es modernizar. Aunque en muchos casos en efecto un elevador aparenta aguantar un año más, lo mejor es no confiarse, pues a medida que pasa el tiempo, aumenta el riesgo de un accidente.

Además, después de veinticinco años los avances tecnológicos justifican por sí mismos la renovación, pues los elevadores modernos son mucho más eficientes, cómodos, silenciosos y rápidos que sus contrapartes antiguas. Por ello, los ahorros en electricidad pueden contribuir significativamente a la amortización de esta inversión.

Mujer en el elevador

En muchas ocasiones, los elevadores nuevos pueden prescindir del cuarto de máquinas que necesitaban los modelos viejos, de modo que una modernización también significa poder recuperar ese valioso espacio en la azotea para usarlo de la manera que mejor le parezca a los dueños.

2. Las refacciones comienzan a subir de precio

Al igual que los vehículos, los elevadores necesitan refacciones, pues durante su uso se ven sometidos a grandes esfuerzos mecánicos que desgastan las piezas más críticas, como el sistema de frenado.

Idealmente, estas refacciones son producidas por el fabricante, lo que garantiza que están hechas bajo los mismos estándares de calidad que el resto de los componentes.

Sin embargo, las empresas no pueden producir refacciones para modelos viejos indefinidamente. Con el paso de los años y la adopción de nuevas tecnologías, tienen que concentrarse en darle soporte a los productos más modernos, y en consecuencia la producción de refacciones viejas disminuye y eventualmente es abandonada.

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Por ello, estas piezas se vuelven cada vez más caras y difíciles de conseguir. Así que, es sólo cuestión de tiempo antes de que se vuelva imposible adquirir los repuestos necesarios.

En el peor de los casos, los técnicos que dan mantenimiento a estos equipos y se ven presionados a mantener los elevadores funcionando, llegan a adaptar piezas o a modificar parcialmente la maquinaria, lo que crea un frankenstein mecánico que está operando fuera de los parámetros para los que fue diseñado, es decir, que es un accidente esperando a ocurrir.

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3. Pasa más tiempo fuera de servicio que en funcionamiento

Es normal que los elevadores sufran fallas inesperadas una vez al año o cada seis meses como máximo. La clase de fallas que te hacen poner un letrero de “no funciona” un par de días y llamar al servicio técnico.

Si el elevador en cuestión supera estos parámetros y deja de funcionar con mayor frecuencia, en realidad te está provocando problemas y gastos innecesarios y es momento para renovarlo.

4. Luce viejo y anticuado

A veces la sola estética es motivo suficiente para cambiar los elevadores existentes por algo de apariencia más moderna y confortable, especialmente en lugares que desean proyectar una imagen elegante, como corporativos y centros comerciales de alto nivel. Cuando es el caso, el beneficio en imagen hace que la inversión en renovación esté justificada.https://giphy.com/embed/byzeGB5uXqDwrKXBzd

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También puede ocurrir que al remodelar un edificio, todo luce nuevo: acabados en paredes, pisos, plafones y hasta luminarias de diseño vanguardista. Sin embargo el encanto de lo nuevo se rompe con el elevador, que -pese a tener aún algunos años de vida útil por delante-, contrasta de mala manera con el resto del edificio.

Cuando esto ocurre, se puede optar por renovar los interiores de las cabinas, respetando la estructura y la maquinaria existente. Aunque se trata sólo de una intervención cosmética, los resultados son sumamente satisfactorios. Eso sí, no todos los proveedores de elevadores cuentan con este servicio.

5. Las personas prefieren subir por las escaleras

El fin último de un elevador es facilitarle la vida a las personas que lo usan, y una manera sencilla de darse cuenta que no está cumpliendo tal propósito, es cuando cada vez más personas evitan usarlo.

Esto se puede deber a muchos factores: a que se vuelve progresivamente más y más lento, a malas experiencias con las puertas o con quedarse encerrados y sobre todo, a la sensación de inseguridad provocada por un recorrido irregular, con chirridos, frenados súbitos y ruidos extraños.

Cuando esto ocurre de manera cotidiana, es muy probable que las personas poco a poco comiencen a preferir usar las escaleras. No hay mejor indicador que este para saber que ya es momento de despedirse de ellos y adquirir un nuevo elevador.

No esperes a que las cinco señales se presenten al mismo tiempo. Una sola es suficiente para comenzar a considerar despedirse de los equipos viejos e invertir en la seguridad y la tranquilidad de los usuarios. Si has decidido que es momento para dar el paso, en Vertika contamos con la experiencia, el equipo y la infraestructura necesaria para dotar a tu edificio con elevadores de última generación.

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